Los daños al sector educativo en Palestina

Tariq Al-Annabi un profesor palestino dando clases a niños en un centro de acogida de desplazados palestinos en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, en medio de la amenaza de los bombardeos israelíes. Foto: Rabie Noquiera:

La educación como un derecho humano

En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, definiendo y reconociendo la educación como un derecho humano en su artículo 26. Para abordar esta carencia, en 1966 se elaboraron el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales Estos pactos establecieron obligaciones vinculantes para los Estados que los ratificaran, incluyendo el deber de garantizar el derecho a la educación. Desde 1976, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales entró en vigor. En su artículo 13, se reconoce el derecho de toda persona a la educación, enfatizando que esta debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana, el sentido de dignidad y el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales.

La propia Organización de las Naciones Unidas ha afirmado que la promoción y defensa del derecho a la educación abre las puertas a otros derechos, mientras que negarlo lleva a su vez a negar otros Derechos Humanos y, con ello, a perpetuar ciclos de desigualdad. Por este motivo, los Derechos Humanos se entienden como indivisibles e interrelacionados: “La educación es un derecho humano intrínseco y un medio indispensable de realizar otros derechos humanos. Como derecho del ámbito de la autonomía de la persona, la educación es el principal medio que permite a adultos y menores, marginados económica y socialmente, salir de la pobreza y participar plenamente en sus comunidades. La educación desempeña un papel decisivo en la emancipación de la mujer, la protección de los niños contra la explotación laboral, el trabajo peligroso y la explotación sexual, la promoción de los derechos humanos y la democracia, la protección del medio ambiente y el control del crecimiento demográfico”.

El 28 de mayo de 2020, la Asamblea General de la ONU aprobó́ por unanimidad la resolución A/RES/74/275, que recuerda a los Estados Miembros la importancia de la protección del derecho a la educación, así́ como del propio sistema educativo, ante los ataques durante un conflicto armado. A su vez, esta resolución reafirma la importancia de garantizar entornos de aprendizaje seguros durante emergencias humanitarias. Reitera además la necesidad de que se protejan y respeten los establecimientos de enseñanza conforme al Derecho Internacional Humanitario, condena enérgicamente todos los ataques dirigidos contra escuelas, y alienta las iniciativas encaminadas a promover entornos escolares seguros.

A través de esta resolución, la ONU invita a todos los Estados Miembros, las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, otros organismos internacionales, el sector privado y la sociedad civil a que celebren el 9 de septiembre como Día Internacional para Proteger la Educación de Ataques. Uno de los objetivos principales de esta resolución es elevar el nivel de conciencia sobre la situación crítica que viven a diario millones de niños en países afectados por conflictos. La decisión de la Asamblea General pone de manifiesto la realidad en la que se encuentran más de 75 millones de niños de 3 a 18 años que viven en 35 países afectados, entre los que se incluye el Estado de Palestina.

Como Potencia ocupante, Israel tiene la responsabilidad de garantizar el derecho a la educación, una obligación vinculante recogida en la cuarta Convención de Ginebra y la resolución 64/290 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el derecho a la educación en situaciones de emergencia. Sin embargo, el prolongado apartheid israelí impuesto a la población palestina ha ido dirigido a destruir y desintegrar completamente el sistema educativo palestino, privando la educación como un derecho fundamental, así como un medio para la realización de otros derechos humanos. La población ha sido testigo de numerosos ataques y operaciones militares por parte del Estado genocida de Israel, que han resultado en un alto número de víctimas civiles, incluyendo estudiantes y profesores, así como en la destrucción de infraestructuras educativas. Estos ataques no solo causan daños físicos, sino que también generan traumas psicológicos y emocionales en la población, especialmente en los niños y jóvenes que son el futuro de la sociedad.

La artista visual palestina Amal Abu Al-Sabah, quien fue desplazada, pinta sobre los escombros de las casas destruidas. Foto: Rabie Noquiera.

Gaza: una destrucción completa del sistema educativo

La creación del Estado de Israel en 1948 a través de la limpieza étnica del pueblo palestino (la Nakba 1947/1948) impactó profundamente en el sistema educativo palestino, incluyendo el desplazamiento forzoso de refugiados palestinos, contribuyeron a una situación compleja en la que la educación. Israel, ocupó lo que quedó de Palestina en 1967, donde se profundizó aún más la complejidad en el sector educativo.

Antes del devastador genocidio israelí contra la Franja de Gaza, en 2021 se registraron 3,107 escuelas con 59,098 profesores y una matrícula de 1,338,353 estudiantes. Sin embargo, esta realidad ha cambiado drásticamente debido al bombardeo, el desplazamiento forzoso, el bloqueo, secuestro, la hambruna entre otros actos de violencia sistemática en el contexto de una agresión brutal del Estado de Ocupación israelí contra el pueblo palestina y especialmente en la Franja de Gaza.

Las instituciones educativas, desde escuelas primarias hasta universidades, han sufrido graves daños. Según datos del Ministerio de Educación del Estado de Palestina, hasta el 16 de enero, 4327 estudiantes han perdido la vida, 7,819 han resultado heridos, como resultado directo del genocidio en curso que perpetra Israel. Estos datos solamente corresponden hasta el 16 de enero, teniendo en cuenta que los niños asesinados hasta el día de hoy superan 14000 niños.

Shaimaa Saidam fue la estudiante con el promedio más alto en toda Palestina en 2023, con un impresionante 99.6% en el Tawjihi, el examen nacional de acceso a la universidad. Las fuerzas de ocupación israelí asesinaron a Shaimaa el 15 de octubre de 2023 durante el bombardeo en Gaza, junto a miembros de su familia. “Quiero inscribirme en la carrera de Traducción e Interpretación de lengua inglesa”, había dicho Shaimaa.

Datos actualizados

Desde el 07 de octubre hasta el día de hoy, 100 escuelas y universidades fueron destruidas completamente, 305 escuelas y universidades fueron parcialmente destruidas y 246 personal de educación (profesores y administrativos) han sido asesinados.

Según Bureau Central de Estadísticas de Palestina, se registraron un total de 33,207 mártires, de los cuales 14,000 eran niños y 9,220 mujeres. Además, se reportaron 1,049 mártires ancianos, 364 miembros del personal médico, 135 periodistas, 246 trabajadores de la educación, 116 niños Cisjordania ocupada, 152 empleados de la ONU y 48 del personal de Defensa Civil. En cuanto a los desaparecidos, se contabilizan 7,000 en total, de los cuales 4,700 son niños y mujeres.

Escuelas y universidades han sido blanco de ataques de forma sistemática, resultando en su destrucción o transformación en refugios para los desplazados. Además de los ataques directos, las restricciones impuestas por las fuerzas de la Ocupación israelí han exacerbado los desafíos educativos. El bloqueo, tanto en Gaza como en Cisjordania, ha aislado a los palestinos de la comunidad internacional, limitando su acceso a congresos, seminarios y colaboraciones académicas. Esta situación ha dejado a muchos educadores y profesionales con conocimientos desactualizados y ha obstaculizado el desarrollo y la modernización del sistema educativo palestino.

La infraestructura actual en Gaza plantea desafíos adicionales para la implementación de soluciones educativas. El apagón total de electricidad, la falta de acceso a Internet estable y la destrucción generalizada hacen que la educación en línea sea casi imposible. Esta situación pone de manifiesto la urgente necesidad de reconstrucción y revitalización del sistema educativo en Palestina, una tarea que será enormemente desafiante debido a la magnitud de la destrucción y la incertidumbre constante relacionada con el genocidio en Gaza, así como la sistémica colonización y la ilegal anexión de facto de Cisjordania incluida Jerusalén.

Según el Instituto Nacional de Estadística de Palestina, las cifras revelan el impacto devastador de la ocupación israelí en Palestina desde el 7 de octubre de 2023 hasta la última actualización del 7 de abril de 2024. Los datos muestran un total de 33,634 asesinados, 80,636 heridos, 2,000,000 de desplazados, 12,100 detenidos y 360,000 viviendas dañadas. Estas estadísticas reflejan el profundo sufrimiento humano y las significativas dificultades que enfrenta la población palestina debido a los persistentes bombardeos israelíes y el impedimento de la entrada de ayuda humanitaria que están causando una hambruna inminente especialmente en el norte de Gaza. Más de 34 personas han sido asesinadas por inanición, entre ellas 16 niños.

El ejército de la Ocupación israelí ha causado graves daños a las escuelas y universidades en Gaza durante los primeros 100 días de ataques israelíes. Un ejemplo específico es la Escuela Rosary Sister’s, que fue destruida junto con su biblioteca y teatro por un ataque israelí. Se estima que más del 40% de las escuelas en Gaza están bajo la administración de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA), y todas estas escuelas están actualmente cerradas. La guerra ha provocado la suspensión del año escolar 2023-2024, afectando a más de 625,000 alumnos y 22,500 profesores.

En estos últimos meses, el Gobierno de ocupación israelí ha intentado desmantelar y destruir a la UNRWA como un intento de atacar al sustento que esta organización supone para millones de palestinos, tanto en Palestina histórica como en los campos de refugiados en la diáspora. Según los datos de la organización, en 2018 Gaza poseía 737 escuelas, de las cuales 288 eran escuelas de UNRWA contando con 9.367 profesores dependientes de la organización. Desmantelar la UNRWA supone eliminar a su vez a una parte sustancial del sistema educativo para los refugiados palestinos, privándolos de un derecho tan fundamental como es la educación.

Además de las escuelas, las universidades en Gaza también han sido gravemente afectadas, se reporta que 12 instituciones de educación superior han sido dañadas o destruidas por ataques israelíes. El Euro-Med Human Rights Monitor señaló que Israel ha destruido sistemáticamente todas las universidades de Gaza, en un intento de lograr la “destrucción intencional de propiedades culturales e históricas palestinas”. El sistema universitario gazatí ha quedado completamente destruido: todas las universidades de la Franja han sido sistemáticamente atacadas hasta quedar totalmente erradicadas, siendo propósito israelí de eliminación continuo de todas las infraestructuras de la Franja para completar la limpieza étnica y el exterminio. La Universidad de Israa, ubicada al sur de Gaza, fue demolida el 17 de enero por el ejército de Ocupación. Antes de la demolición, la universidad fue utilizada como una base militar y un centro para la detención de palestinos. En un vídeo compartido por soldados israelíes en redes sociales, un soldado caminaba entre los escombros de la que era conocida como la Universidad de Al-Azhar. En el audio el soldado decía: “A quienes dicen por qué no hay educación en Gaza, los bombardeamos. Oh, qué lástima, ya no seréis ingenieros”.

Euro-Med Monitor advirtió que la destrucción generalizada e intencional por parte de Israel de propiedades culturales e históricas palestinas, incluidas universidades, escuelas, bibliotecas y archivos, demuestra su aparente política de hacer inhabitable la Franja de Gaza. Como ya hemos dicho, estos ataques responden a un proyecto de colonización que busca crear un entorno desprovisto de los servicios y las necesidades más básicas para la población palestina, forzando el desplazamiento de la población de la Franja para completar la ocupación y la anexión ilegal. La propia Convención para la Prevención y Sanción del Genocidio reconoce que el “Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que conlleven su destrucción física, total o parcial”, privando a los miembros del grupo de recursos indispensables para su supervivencia constituyen actos de genocidio. Por tanto, la destrucción sistemática de todas las infraestructuras de la Franja como son las universidades, las escuelas, los hospitales, los hogares, la privación de alimentos, medicamento o agua potable ya constituyen actos de genocidio a luz de la Convención.

Actualmente, más del 70% de las infraestructuras en Gaza han sido destruidas. Estos actos, junto a los demás que la Convención recoge en su Artículo II, demuestran la voluntad explícita genocida que el actual Gobierno fascista israelí tiene hacia los palestinos y hacia Gaza. El proyecto colonial que moviliza la estructura terrorista israelí para la anexión y colonización de la totalidad de Palestina histórica trata de hacer sus vidas tan insoportables que fuercen su desplazamiento y, así, afirmar que “se fueron por su propio pie”, argumento propio de la narrativa sionista que justificó las campañas de limpieza étnica en 1947/1948 (La Nakba).

El regreso a las clases normales en Gaza es incierto debido al continuo exterminio genocida. Se han propuesto soluciones de aprendizaje electrónico, pero se enfrentan a desafíos como cortes de energía y falta de acceso a internet estable. En contraste, las escuelas en la Cisjordania ocupada han comenzado a implementar el aprendizaje en línea debido al aumento de la violencia y los ataques de colonos desde octubre.

Cisjordania: el apartheid como un método de anexión

La violencia de Estado de apartheid israelí y la ocupación no solo han causado pérdidas humanas, sino que también han destruido las esperanzas y aspiraciones de generaciones jóvenes que ven en la educación un camino hacia un futuro mejor. Esta política israelí sistemática de atacar la educación no es nueva ni es solamente en Gaza. Israel, la Potencia ocupante, tiene un historial criminal contra las escuelas palestinas tomando Cisjordania como ejemplo. En el Valle del Jordán, miles de estudiantes se enfrentan a un sistema continuo que obstaculiza su acceso a una educación adecuada implementado por  el régimen de apartheid israelí.

En el Valle del Jordán, designado Área “C”, a las comunidades palestinas se les niega su derecho a la educación. Las prácticas y políticas israelíes de apartheid y anexión de facto prohíben la construcción de infraestructuras palestinas, incluida la construcción de escuelas y jardines de infancia, a más de 38 comunidades de la zona. Además, todas las escuelas y jardines de infancia de las comunidades objetivo están sujetas a un riesgo de demolición por parte de las autoridades de ocupación israelíes.

En lso siguientes parrafos presentaremos algunos ejmplos entre muchos, que dejan clara la violencia sistemática que sufre el sistema educativo en el apartheid israelí.  

La Ocupación israelí ha derribado en 2017 una escuela palestina en la localidad de Yub al Dib, en el sur de Belén. “Efectivos militares israelíes han demolido este domingo de nuevo empleando excavadoras un colegio palestino financiado con fondos de la Unión Europea (incluyendo España) en Bayt Tamar, a las afueras de Belén. La UE ha condenado la demolición”.

Israel utiliza la negación de la educación a las comunidades beduinas en el valle del Jordán como medida coercitiva para limpiarlas étnicamente de sus tierras. Hasta 2019, la ocupación israelí ha emitido órdenes de demolición parcial o total a más de 42 escuelas en el Área ‘C’. Muchos son los centros educativos que sirven particularmente a las comunidades beduinas en el valle del Jordán, por lo que han pasado a ser objetivo directo de demolición para favorecer la judaización del valle.

La Escuela de Ras Al-Auja, ubicada al sur del valle del Jordán, fue construida en 2020 con el fin de atender las necesidades educativas de más de 140 niños. Previo a su construcción, los niños tenían que caminar varios kilómetros todos los días por caminos inseguros y en condiciones climáticas adversas para llegar a escuelas abarrotadas en pueblos vecinos. Ali, miembro de la comunidad de Ras Al-Auja resume la importancia de la escuela: “La escuela que se ha construido en nuestra comunidad significa mucho para nosotros. Mis hijos y muchos otros ya no necesitan caminar a escuelas distantes todos los días, lo que hace que su acceso a la educación sea mucho más fácil que antes. Esta escuela también determina nuestro destino presente y futuro en nuestra tierra, ya que es un medio para mantenernos firmes contra todas las adversidades“. La escuela ha recibido orden de demolición.

Otro ejemplo es la escuela de Khirbet Al-Maleh. Los palestinos, como parte de la Campaña por el Derecho a la Educación, construyeron la escuela de Khirbet Al-Maleh a finales de 2020. La escuela, que consta de cuatro aulas, ahora atiende a más de 40 estudiantes de Khirbet Al-Maleh y las dos comunidades beduinas circundantes de Ein Al-Helweh y Al-Farsiya hasta el cuarto grado. Recientemente ha recibido una orden de demolición bajo el mismo pretexto que se da a otras escuelas amenazadas: construir sin un permiso israelí que nunca se otorga a los palestinos. Si la escuela es derribada, esto significa que los estudiantes de las tres comunidades a las que sirve se verán obligados a ir a la escuela de Ein Al-Baida, que está a 25 kilómetros de distancia de estas comunidades. Este viaje desalentador solía ser parte de la vida diaria de los estudiantes hace menos de un año cuando no existía esta escuela, un futuro que tristemente el régimen de apartheid israelí les forzará a reanudar.

Estas dos escuelas ejemplifican la sistemática amenaza que sufren los estudiantes del valle, a quienes se les impone un régimen de apartheid educativo, viéndose obligados a cruzar diariamente check-points militarizados para acceder a un sistema educativo completamente desigual. El viaje a escuelas distantes es peligroso debido a la violencia del ejército israelí y los colonos.

En el año 2020 fueron arrestados por las fuerzas de ocupación israelíes 543 menores palestinos. Se calcula que entre 140 y 180 niños siguen secuestrados en las cárceles de la Potencia ocupante.Desde el año 2000 hasta 2020, se calcula que más de 20.000 menores de edad han sido arrestados por las fuerzas de la ocupación. A ello se unen más de 2.500 niños palestinos asesinados en el período que corre durante esas dos décadas. El Ministerio de Información palestino declaró en 2019 que el 95% de los menores arrestados sufren torturas y degradaciones durante la detención (golpes, patadas, vendaje de ojos, interrogatorios en hebreo -idioma que no conocen-, ausencia de abogado y/o algún familiar durante el interrogatorio, coacciones durante el mismo…). Es usual que estas detenciones se den en las inmediaciones de los puestos militares de control israelíes, conocidos como check-points y, principalmente, contra niños que se encuentran en edad escolar. Además, muchos estudiantes sufren ataques constantes mientras se encuentran en las escuelas. Un joven palestino decía: “A veces estamos jugando al fútbol en el patio de la escuela y de repente escuchamos gritos y comienzan a lanzar gases lacrimógenos.

Debido a la falta de escuelas para las comunidades beduinas en el valle del Jordán, las familias se ven obligadas a enviar a sus hijos a las escuelas abarrotadas y distantes de los pueblos vecinos; un viaje diario que pone en riesgo la vida de los niños. Mahmoud Bsharat, padre de dos niños de la comunidad beduina de Khirbet Humsa al-Tahta, afirma que la falta de autobuses para transportar a los niños desde su comunidad hasta la escuela de Froush Beit Dajan obliga a algunos estudiantes a caminar cuatro kilómetros al día. Agrega: “Además de los jeeps y tanques militares israelíes que están constantemente en la zona, la violencia de los colonos fanáticos es otra amenaza real que pone en peligro la vida de los estudiantes. Hace más de dos años, los colonos intentaron secuestrar a un estudiante en su camino de regreso de la escuela. Siempre hay intentos por parte de los colonos de secuestrar a estudiantes. Para hacerlo, suelen disfrazarse de vendedores ambulantes palestinos para engañar a los niños de la zona. Hace unos años, un colono asesinó a una joven estudiante atropellándola con su coche”.

Debido a las amenazas y violencia que enfrentan los estudiantes para acceder a escuelas distantes, las familias preocupadas por la vida de sus hijos recurren a mecanismos de afrontamiento desastrosos sobre el futuro de los niños al obligarlos a abandonar la escuela. Según un informe publicado por la Oficina Central de Estadísticas Palestina, la tasa de analfabetismo para la población palestina (de 15 años en adelante) es del 4.7% en el norte del valle del Jordán, mientras que es del 5.1% en Jericó y otras áreas en el valle del Jordán. Esas son tasas muy altas en comparación con la tasa de analfabetismo en el resto de Cisjordania donde hay menos obstáculos por parte de la Ocupación.

Israel niega a los palestinos su derecho a la educación y su existencia en su tierra basándose en un sistema de leyes y órdenes militares discriminatorias. Estas leyes y órdenes discriminatorias, que son la manifestación del régimen de apartheid de Israel, han legitimado, a los ojos del colonizador, la demolición de escuelas palestinas y propiedades en general; así como el uso de la violencia contra ellos desde la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza en 1967.

El sistema de desigualdad y supremacía israelí, que facilita la opresión de los palestinos para limpiar étnicamente a los palestinos y reemplazarlos con colonos judíos, constituye crimen de apartheid. Según la Convención sobre el Apartheid (1973), en el Artículo II, la negación de Israel del derecho palestino a la educación en el valle del Jordán dentro del marco de prácticas de limpieza étnica se describe como: “Actos inhumanos… cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión sistemática y dominación por parte de un grupo racial sobre cualquier otro grupo racial o grupos y cometidos con la intención de mantener ese régimen”.

La Convención destaca en particular la negación del derecho a la educación como una de las formas de imponer el apartheid, citando: “Cualquier medida legislativa y otras medidas calculadas para evitar que un grupo racial o grupos participe en la vida política, social, económica y cultural del país y la creación deliberada de condiciones que impidan el pleno desarrollo de dicho grupo o grupos, en particular negando a los miembros de un grupo racial o grupos derechos y libertades humanos básicos, incluido el derecho a la educación, […]”

Al privar a los palestinos de su sueño de educación para un futuro mejor, Israel también viola las siguientes convenciones de la ONU, que ratificó, pero nunca ha respetado:

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1966. La Convención sobre los Derechos del Niño, 1989. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 1979. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, 1966. Y por último La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 2006.

Según el Informe del secretario general de la ONU publicado en 2020, en 2019 se verificaron 4 incidentes en los que las fuerzas israelíes utilizaron escuelas palestinas con fines militares y 15 episodios de abuso contra personal docente o estudiantes. La ONU registró 242 interferencias en la educación por parte de las fuerzas israelíes y milicias de colonos, junto con 15 ataques a escuelas que afectaron a más de 48,000 niños palestinos.

En 2018, se documentaron 111 incidentes contra el sistema educativo en Cisjordania que afectaron a 19,196 niños, con un promedio de más de dos violaciones semanales. La mayoría de los incidentes involucraban munición de guerra, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras disparadas por las fuerzas israelíes cerca de escuelas, obstaculizando la educación e hiriendo a alumnos y docentes. En Hebrón, en 2018, se registraron 20 incidentes cerca de una escuela en particular.

El 19 de marzo de 2019, soldados israelíes allanaron la escuela Ziad Jaber en Hebrón y detuvieron a un niño palestino de 10 años, hecho que fue documentado en un vídeo viralizado en redes sociales. La ocupación israelí y sus prácticas, que incluyen restricciones de movimiento, detenciones y encarcelamientos de niños, así como ataques de colonos, tienen efectos devastadores en la salud mental de los niños palestinos, dejando cicatrices psicológicas duraderas. Además, en 2019, 527 escolares palestinos fueron detenidos por las fuerzas de ocupación israelíes.

La madrugada del 7 de abril, las fuerzas del ejército de ocupación israelí entraron en Birzeit, al noroeste de Ramallah, y arrestaron a Layan Kayed y Layan Nasser, dos estudiantes de la Universidad de Birzeit. Los estudiantes nos están a salvo de los arrestos arbitrario de la ocupación.

Cabe destacar que este historial criminal contra la educación no es exclusivo contra los palestinos. En el marco de sus agresiones expansionista, nos acordamos de Bahr el-Baqar. Esta es una escuela egipcia que fue atacada el 8 de abril de 1970 por aviones israelíes en la aldea egipcia que lleva el mismo nombre al sur de Port Said. El ataque provocó la destrucción de una escuela primaria y la muerte de 46 niños egipcios. El ataque fue llevado a cabo por bombarderos Phantom F4, a las 09:20 horas del miércoles 8 de abril. Cinco bombas y dos misiles aire-tierra impactaron en la escuela de una sola planta, que constaba de tres aulas.

El sistema educativo: resistencia frente a la ocupación

Actualmente el sistema educativo palestino, que alguna vez mostró signos alentadores, ahora enfrenta enormes desafíos debido a la destrucción física, la falta de recursos, y las restricciones impuestas por la ocupación israelí. La interrupción del aprendizaje, los cierres de escuelas y universidades han dejado cicatrices profundas en la sociedad palestina.

Los palestinos históricamente han tenido altísimo nivel de adecuación, y aportaron muchísimo en el sector de educación en el mundo árabe, especialmente en la región del Golfo. Es crucial reconocer que la educación es un derecho humano fundamental y una herramienta vital para el desarrollo y la prosperidad de cualquier sociedad. “La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma.” dijo John Dewey, pero adicionalmente los palestinos han visto siempre la educación no solamente como un medio de sustento vital, sino también la ven a menudo como la única herramienta a su alcance para combatir la Ocupación.

Por lo tanto, es imperativo que la comunidad internacional, las organizaciones humanitarias y los gobiernos involucrados redoblen sus esfuerzos para apoyar la reconstrucción y revitalización del sistema educativo en Palestina. Esto incluye la provisión de ayuda humanitaria, la inversión en infraestructura educativa, y el desarrollo de programas de apoyo psicológico para los estudiantes que han experimentado traumas debido al actual genocidio.

Solo a través de la paz, la estabilidad y el respeto mutuo se podrá asegurar un futuro prometedor para las generaciones venideras en Palestina, donde la educación pueda florecer y jugar el papel central que merece en la construcción de una sociedad justa, equitativa, inclusiva y libre del apartheid.

Refaat Alareer. conocido como “la voz de Gaza”, fue un académico palestino (44 años), figura destacada de una generación de autores gazatíes que escribían en inglés para contar la historia de su territorio. Refaat fue asesinado junto a sus familiares el 07 de diciembre de 2023 en un bombardeo israelí en Gaza. Como profesor de literatura inglesa en la Universidad Islámica de Gaza, compartió la riqueza cultural y literaria de autores como Shakespeare con sus estudiantes. En las últimas palabras de Refaat en forma de poema, este educador apasionado dijo: “Si debo morir, tú debes vivir para contar mi historia (…) Si he de morir, que mi legado traiga esperanza, que sea un cuento”.

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